Rodolfo me ha enviado este mensaje que quiero compartir.
Querido José Mari:
Felicidades.
Felicidades por la mención honorífica a tu libro NOCHES DE BV80 en los Premios de la Música como mejor libro del año de temática musical, sin duda merecida, y felicidades (aunque sea con retraso) porque hace siete días se cumplieron los treinta años de la apertura del BV80.
Te debía unas líneas sobre el libro desde hace tiempo. Tarde, pero aquí están para lo que dispongas. Tómalas como un regalo de cumpleaños.
“En noviembre, Paco Ibáñez cantó en el teatro Principal “Ya no hay locos”, de León Felipe. Pues sí, aún quedan locos en España. Hace siete años, ya casi ocho, Valtueña decidió cometer una de sus habituales locuras ¿El resultado? Un libro de mil diecinueve páginas sobre la historia de un bar. ¿Un disparate? Lo sería si Valtueña en el libro sólo contara la historia de aquel bar.
A veces, los libros se leen mejor en contacto con otros libros. De hecho, hay quien dice que la literatura tiene mucho de diálogo entre libros. Hace unos días terminé de leer “Anatomía de un instante”, el ensayo de Javier Cercas sobre el 23-F, y su lectura me llevó de nuevo a “Noches de BV80”.
Los dos coinciden en un momento histórico: principios de 1981, pero hacen dos lecturas diferentes del mismo. Cercas lo mira todo a vista de pájaro, desde la altura de la política y la historia. “Noches de BV-80” lo hace a ras de suelo, desde la verdad del arte y de la vida cotidiana. Cercas hace preguntas. En “Noches de BV80”, casi sin querer, como debe ser, se dan algunas respuestas.
Ana Marquesán, Dionisio Sánchez y Félix Zapatero, del grupo de teatro "El Grifo", en el BV80, febrero de 1981
Dice Cercas que el día del golpe y, en general, en toda la transición el miedo nos pudo a todos, que nos quedamos en casa acobardados y no salimos a defender la democracia. Puede haber una parte de verdad en ello. La tarde del 23-F, desde luego, no hubo manifestaciones, ni revueltas. Pero eso no significa que todo se nos diera hecho. No sé lo que habría ocurrido al día siguiente de aquella noche de lunes si los militares se hubieran salido con la suya. Quizás todo se habría ido al traste. Pero siempre he pensado que lo que estaba ocurriendo en la calle, entre la gente, incluso en una ciudad casi siempre invisible como Zaragoza, tenía la fuerza suficiente como para resultar imparable. La necesidad de libertad y las ganas de gozar y de crear no las iba a anular ningún bigotudo con tricornio. Por primera vez en muchos años este país veía la vida como una oportunidad y no como un “valle de lágrimas”. Y eso es precisamente, y no es poco, lo que se muestra en “Noches de BV80”: la voluntad silenciosa, pero obstinada, que empujó toda una época.
Es posible que el libro, como por otra parte casi todos los libros, padezca de sobrepeso, que no le habría venido mal desprenderse de algunas páginas. Pero también es cierto que una parte importante de ese sobrepeso tiene su causa en la generosidad. Entre quienes vivieron aquel momento hubo quien supo ver esa oportunidad de la que antes hablaba y quien no, quien se agarró a ella y a quien le fallaron las fuerzas. Pero mucha gente (desde la música, el teatro, el arte o la propia vida) lo intentó. Gracias a Valtueña, todos ellos, los que llegaron y los que se quedaron en el camino, tuvieron su propio foco de luz y su brillo en aquellas noches zaragozanas y ahora, otra vez, cada uno de ellos tiene su hueco en las páginas de estas “Noches de BV80”. Eso hace del libro un documento más que necesario, imprescindible, y retrata el talante de su autor.
Sí, aún hay locos. Afortunadamente, aún hay locos maravillosos en España.”
Rodolfo Notivol.
25 de febrero de 2011
[Rodolfo Notivol Gascón es escritor y periodista]
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