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Blog de información sobre el mítico bar de Zaragoza, fundado por Valtueña, que tuvo su apogeo entre 1981 y 1983.

EL CULPABLE DE LA MOVIDA

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Josemari (Valtueña), 1981

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sábado, 30 de mayo de 2009

Rodolfo Notivol y el BV-80

Heraldo de Aragón, 3 de agosto de 2003.
Columna "Léxico familiar", por Rodolfo Notivol.

BV 80

A mediados de los setenta, él ya firmaba sus cuadros como Blasco Valtueña. Pero yo tenía catorce años y para mí era José Mari, mi sobrino mayor. Quiero decir que era mayor que yo y que era mi sobrino. Yo presumía con mis amigos. Tengo un sobrino que es un pintor famoso, decía. Claro, que es normal, venimos de Fuendetodos y somos parientes de Goya, decía. Y me caían un montón de golpes.
Recuerdo a José Mari con boina y lleno de collares, con pinta de hippy. Me recuerdo con mi padre en la Lonja, durante una bienal, viendo un cuadro suyo. Le recuerdo pintando un mural en las tapias de San José. Me recuerdo pasando por allí con mi banda y diciéndoles: lo veis, qué os decía yo; y lo de Goya también es verdad. Y le recuerdo cuando abrió el BV 80. Dice un amigo que hay que empezar a contar la historia de los bares. La del BV 80 merece un libro entero y creo que se va a hacer. Por su escenario de Palomar pasó Sabina, y Bunbury o Santiago del Campo entonaron sus primeras notas. Pero, lo más importante, por el BV 80, como por todos los bares, pasó la vida. La vida del año 81, donde la ilusión podía con todo, incluso, con los golpes de estado. Por esas fechas mi amigo Ignacio se marchó a Barcelona. En realidad, nunca se ha marchado del todo y ahora, a veces, cuando vuelve cada mes, a uno le parece que le gustaría que todo siguiera como entonces. No está mal sentir nostalgia por tiempos de ilusión. El problema es cuando se echa la vista demasiado atrás y se añoran los otros años, los del silencio. A lo mejor eso le ocurría al anterior Ayuntamiento de esta ciudad. Quizás por eso quiso cerrar todos los bares donde se hacía música en directo. Tal vez era sólo cuestión de nostalgia.

viernes, 22 de mayo de 2009

Pensamientos del mes ante el botellero

Es el primer libro que ha publicado Valtueña.
Se presentó el martes 19 de mayo en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza, con gran éxito: numeroso público, buen ambiente y firma de ejemplares inacabable.

Joaquín Carbonell, el autor Valtueña, el editor Raúl Herrero, y Paco Rallo, en la presentación.

FICHA TÉCNICA
Título: PENSAMIENTOS DEL MES ANTE EL BOTELLERO
Autor: VALTUEÑA
Edita: LIBROS DEL INNOMBRABLE
Colección: LOS LIBROS DEL SEÑOR NICOLÁS
Número de la colección: 1
Páginas: 81

PUNTOS DE VENTA
-
El Corte Inglés (Pº Independencia, Zaragoza)
-www.librosdelinnombrable.com (novedades)


El Periódico de Aragón
(21 de mayo de 2009)

Libros
(pág. 54). Por Roberto Miranda

"
Epigramas que entran como tragos de coñac con música"

El pintor Valtueña aparece con un libro de versos epigramáticos, en los que se escuchan las ruedas del tiempo, como en Marcial. Estos Pensamientos del mes ante el botellero, son como tragos de coñac duro, que raspan por dentro e iluminan, y hay que esperar quieto como el lagarto al sol, sin menear un músculo frente a la barra, antes de regresar a la copa. Y leer entonces: Me atraen los pechos potentes y tersos / como pitones, de los que no se doblan / atravesando corazones.
[para leer artículo completo:
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=499679 ]

El autor y su obra (texto que aparece en solapa del libro)

José María Blasco Valtueña nació en Zaragoza en 1955, según cuenta la madre, inquieto, con el cordón umbilical dándole siete vueltas al cuello, y no se asfixió.
Oficialmente, estudió arte sin más.
Por la controversia de si perteneció o no al revolucionario e histórico grupo artístico Forma, alguien, hace dos días, queriendo saber todavía más, ante un público comprometido le preguntó: “Pero tú ¿fuiste o no del grupo?”. A lo que él contestó: “Claro, fui la querida”.
De 1981 a 1983 promocionó y dio cancha en el BV-80 a pequeños que ahora son grandes de la música y de la escena, como Santiago del Campo, Bunbury, Sabina y Krahe, Mauricio Aznar, Carlos Martín, Santiago Meléndez, Pedro Rebollo o Jaime Ocaña, entre otros, muchísimos, que igual merecen estar aquí. Y por ello, aunque estuvo a punto, tampoco se asfixió.
Como sigue inquieto, a pesar de los pesares y con la argolla a los tobillos, persevera en dar luz a todo tipo de fenómenos artísticos. Y escribe. Ya son más de 1.300 páginas en cinco años listas para publicar, ni que dios quiera ni que no. Al fin él no gasta gel para manchar papel, sino para embellecer cabezas. De esos folios sale este librillo “Pensamientos del mes ante el botellero” que, aun escrito por Valtueña dejando círculos húmedos por esas barras, aunque lo pareciese, tampoco estaba asfixiado.

viernes, 8 de mayo de 2009

Vicente, Cristina y el BV-80

Cristina Sáez nos ha enviado este texto junto con las fotos que lo acompañan.

Mi hermano Vicente, el pequeño de cinco hermanos, se fue a otra parte, a su cielo. Un cielo lleno de calamares gigantes, pero rebozados.
Rodeado de ángelas, sí, femeninas, con sexo y con seso.
Tomando café con una nube de leche con Isaac Asimov y con Sigmund Freud, discutiendo la existencia de Dios, de mujeres pechugonas y de que el psicoanálisis es una patata podrida.
Todas las noches me visita en mis sueños. Y le abrazo muy fuerte. Él camina y lleva el pelo largo y rizado, como en la época del BV 80.
¡Cómo le hecho de menos!

En 1981 yo tenía 18 años y estudiaba 3º de BUP en el instituto. Más bien repetía curso en el Mixto 4, que debía ser el único de Zaragoza en el que aceptaban a gente de todo tipo, repetidores, perdidos... En fin, en mi curso había tantos que crearon una clase nueva, 3º H. Había ido el año anterior a la Escuela de Arte Dramático, la vieja; eran clases nocturnas y no estudiaba nada en el colegio de monjas al que iba desde niña. No sé si esta escuela era buena o mala, ni quiero saberlo, para mí fue el principio. Y ya no fui a ninguna otra. Preferí aprender sola, bueno, con mis hermanos: Alfredo Sáez, que también actuó en alguna ocasión con nosotros, fantásticamente, y sobre todo Vicente Sáez, al que fui introduciendo poco a poco, ya que yo sabía que él valía mucho, y con gente que iba y venía constantemente.

El BV80 significó mucho para mí. El grupo inicial que había formado con mis compañeros de la escuela que se llamaba "Algarabía" fue disolviéndose lentamente y dio paso a otro nuevo donde la improvisación pura, el surrealismo, a veces el escándalo y la diversión llenaban el bar de carcajadas y aplausos. Y también nos dieron algún susto que otro unos macarrillas con navajas que no se tomaban muy bien que Vicente los sacara al escenario para hacer de perro o de caja de cerillas. Pero así era mi hermano con 16 añitos. El grupo se llamó "Kindhas", el diminutivo de KINDHASRASZANCINTO, un personaje creado por Vicente. En el BV80 hicimos hasta un espectáculo infantil, KINDHASRASZANCINTADAS, en el que debutó mi sobrino Sergio, con 6 añitos, y sigue con nosotros hasta ahora, con 35.

Nuestra enfermedad empezaba a mostrar los primeros síntomas. Parecíamos borrachos o drogadictos por nuestra forma de movernos. Pero sólo tomábamos café cortado (mi hermano con una nube de leche) o coca-cola, pero nada de alcohol. No necesitábamos emborracharnos para actuar ante el público y esa era nuestra única droga: el teatro, o el no-teatro. Los que nos dejaban decían que se iban porque eso que hacíamos no era teatro. Alguno se fue a pesar suyo porque en su casa no les dejaban hacer esas cosas. A mí no me dejaban tampoco, porque no querían que fuera una cabaretera... Pero no podía desengancharme. O no quería...

Ahora, con 46 años, sigo haciendo lo que puedo. Escribo guiones de cine para actuar yo, no los dirijo (dirigí uno); escribí guiones con Vicente también, pero él ya no quería actuar. Dedicaba casi todo su tiempo a escribir. Conservamos su página web: www.vicensite.eu

Seguiría contando muchas cosas, pero sólo quiero agradecer la oportunidad de formar parte de una movida artística tan fantástica.

Lo de la ataxia, la silla de ruedas... pues algún defecto hay que tener.

Cristina, 3 de mayo de 2009

domingo, 3 de mayo de 2009

Como en La Mandrágora

Heraldo de Aragón. 16 de febrero de 2003.
Artículo de Matías Uribe

Como en La Mandrágora

La primera vez que Sabina y Krahe salieron de Madrid para promocionar sus respectivos discos vinieron a Zaragoza. Otoño del 80, expectantes y con cara de novatos. Sabina lucía barba y de su cuello colgaba un diminuto semáforo que se encendía y se apagaba. ¡Vaya marcianada! Krahe ya lucía pelo blanco y una sonrisa cándida. El primero estaba inquieto por saber más de su disco al que se había saludado con honores en este periódico. Krahe, sin embargo, peor parado, se mostraba discreto pero no molesto. Cenamos y después nos fuimos al entonces llamado Barrio Verde*, un bar progre y cultureta de la Magdalena donde, en su pequeño escenario, se produjo una de las actuaciones más divertidas y entrañables que uno recuerde en su vida. Con la ayuda de Antonio Sánchez, hoy en Académica Palanca, los tres trasplantaron aquella noche el ambiente de bohemia y cachondeo que cada noche perfilaban en La Mandrágora. Varios propietarios de establecimientos discográficos, algún periodista y un promotor cultural del municipio fuimos testigos privilegiados de una sesión inolvidable e irrepetible. Sabina era la chispa; Krahe, la acidez. El primero, centelleante; el segundo, tembloroso. Cuando el de Úbeda despachó “Adivina, adivinanza”, esa crónica tan cruel como disparatadamente jocosa sobre el entierro de Franco, las risas salían a caño. Estuvimos en La Mandrágora misma sin pisar Madrid. A los pocos meses salió el álbum homónimo. Algunos ya nos lo sabíamos.

*Barrio Verde: bar que montaron meses después de abrir el BV80 en la calle San Agustín. Matías confunde las siglas BV (que significan Blasco Valtueña) con las de ese bar.
La Mandrágora (para saber más pincha sobre la palabra)

Histórico BV-80

Heraldo de Aragón. 8 de junio de 2003.
Artículo de Matías Uribe
Histórico BV-80

Enmendemos un patinazo neuronal. Meses atrás uno desempolvaba el primer álbum de Sabina y a la hora de recordar una inolvidable estampa –su primera visita a Zaragoza en compañía de Javier Krahe, a finales del 80– trabucó el lugar donde ambos presentaron sus respectivos discos en una noche de copas, risas canallas y canciones transgresoras. No, no fue el Barrio Verde, sino el BV-80. Su dueño y fundador, José María Valtueña, refresca la memoria y con toda razón: “En el BV-80 empezaron o dieron sus primeros pasos muchos de los actores, músicos, poetas, danzantes, etc. que ahora están trabajando o funcionando, pues a muchos de ellos yo los promocionaba, los animaba e incluso les obligaba a hacer cosas propias y originales si querían actuar en el BV-80 (era condición imprescindible). El BV-80 también tenía una serie de locales que se proporcionaban a los grupos para que pudieran ensayar. Venían grupos de toda España a presentar su música; algunos hacían más de 1.000 km en furgoneta y se pagaban la estancia para poder tocar en el BV-80 (ninguno cobraba un duro). Algunos grupos o músicos de la ciudad que nacieron o dieron sus primeros pasos en el BV-80: Mauricio Aznar con Golden Zippers; los Aborígenes del Cemento; César Navarro, Fernando La Figuera y Santi con Acto Fallido, que más tarde fueron Los Especialistas; Enrique Bunbury y compañía, que luego serían los Héroes del Silencio”.
Sí un lugar histórico.
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