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Blog de información sobre el mítico bar de Zaragoza, fundado por Valtueña, que tuvo su apogeo entre 1981 y 1983.

EL CULPABLE DE LA MOVIDA

EL CULPABLE DE LA MOVIDA
Josemari (Valtueña), 1981

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sábado, 26 de diciembre de 2009

¿Cómo nombrar al Innombrable?

Ángel Guinda
Lo único que se me ocurre es hablar esta vez de literatura.
En el BV80 no sólo se hacía música y teatro. También se presentaban libros y se regalaban recitales de poesía.
Es por eso que Matías Uribe en su libro "Polvo, niebla, viento y rock", aunque con nombre equivocado, lo conceptúa como "el primer local alternativo de Zaragoza".
Por cierto que, el otro día, en un mercadillo organizado, entre otros, por el ínclito Viriato (Javier Cinca) "Virus" para los más íntimos, en el famoso K-pintas (a 10 metros del antiguo BV-80), compré un ejemplar de la primera edición de "Vida Ávida", escrito por el gran poeta aragonés Ángel Guinda.
Libro que se presentó en el BV varios meses después del famoso golpe de estado del 23F, por ser el día en que se debía haber presentado en el Oasis, y, claro, el golpe lo truncó.
Libro que, vaya usted a saber qué recodo de mi camino lo conservará.
Reencontrarme con él, 28 años después, impecable, me dio gran satisfacción. Tanta, que llegué a pensar en llamar a Madrid para decirle a Ángel que me lo tendría que dedicar con fecha de 1981, como el que perdí.
La poetisa Marisa
A lo que íbamos. No hace ni una semana, me llega un correo, con reto a él prendido, del Innombrable. Y digo reto, porque se sabe, como bien se ve, que aquí la poetisa es Marisa.
El editor de mi libro "Pensamientos del mes ante el botellero", Raúl Herrero, siempre tan cachondo él, me escribe: Querido Valtueña, el día 2 de enero a las seis de la tarde, en la librería Pequeño Teatro de los Libros, doy un recital de poesía junto a un tazón de chocolate con churros. Recitaré cosas de diversos autores. ¿No quieres ir de escritor? Pues, si tienes cojones y escribes una poesía para niños, te la leeré. Que no sea ñoña.
El gran personaje
Me rompí los cuernos para escribir algo que no sé si entenderán del todo esos monstruitos, porque no sé si saben qué es Silicon Valley, pero como el nombre es bonito, lo dejé. La poesía, o lo que sea, la titulé "El ilusionador". Trata de un pirata somalí al que de crío le explota una mina ("Pata de aluminio" le llaman) y de mayor devora niñas.
Cuando se la mandé a los dos días, la acompañaba de un: Aquí tienes uno de mis muchos cojones. Espero que no te parezca ñoña. Ya me dirás si te sirve.

Bueno, bueno, bueno. Pues resulta que parece ser que, entre medio de las de grandísimos e ilustres poetas y escritores, la va a leer. Ahora me doy cuenta dónde está el reto ¡qué cachondo! Los cojones hay que tenerlos para dejar que la escuchen los demás.
Así que, si queréis... ya sabéis: dan chocolate calentito en el barrio de Las Fuentes.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El doctor Repronto visita Zaragoza

Días atrás, el famoso Raúl Sensato regresó para una corta estancia en su ciudad natal. Vino desde Barcelona, donde lleva afincado algunos años, junto a su maravillosa compañera Miriam.

El ya admirado en el mundo como Repronto o Sensato por su programa de televisión, sus conferencias, sus performances y, últimamente, por el libro que mejor trata el fenómeno Héroes del Silencio, para sus cercanos y amigos de la capital del Ebro sigue siendo y será siempre Minchinela.











En estas fotos que publicamos, los vemos durante una quedada con Marisa y Valtueña en la archipopular Estación del Silencio.
En ella tuvieron ocasión de conocer a un héroe del silencio (Pedro Andreu) y a importantes personas de su círculo: el preciado Boch, el impagable constructor de guitarras Eduardo Pagán (conocido por Muchacho Electrónico), su encantadora compañera, la famosa adivina Mariaje, y Martín Reguera, hasta ahora reconocido como Atila, aunque lo será más por su nuevo papel protagonista del sabio y gallardo rey Al-Mutamin.










Las imágenes los delatan pasando una grata velada, por lo que en Zaragoza se esperan prontas, nuevas y agradables noticias.

martes, 15 de diciembre de 2009

Tierra de cierzo


¿Que qué es el cierzo para mí?
Este viento cabrón que sopla hoy en Zaragoza (14-12-09). Siempre helador, en mayor o menor medida dependiendo de si sopla en verano o en invierno.
O ¿acaso hay más?

Sin embargo, Tierra de cierzo es otra cosa: Una película documental muy caliente que vi el otro día; dirigida con amor por Jorge Nebra y producida con ilusión por Julián Martín, de Ovelba Films.
El rollo... [Perdón, que está muy entretenida. Lo decía sólo por lo de cinta, aunque creo que es digital] va de casi toda la historia de la música aragonesa, desde los cantautores de finales del franquismo y posfranquismo, como José Antonio Labordeta y Joaquín Carbonell, pasando por el BV-80 y toda la movida posterior que éste provocó, hasta nuestros estos días.
La obra es compleja, muy compleja. Y, como tal, por su resultado, no podemos dejar de felicitar a sus creadores.
En las últimas semanas, desde hacerse la presentación para la prensa, se ha hablado mucho en las barras de los bares, en los foros de la red, e incluso supongo que en las casas de cada uno de los interesados, de si los que hablan en la cinta hablaban más de la cuenta, anulando el espacio que muchos podían haber ocupado dando más variedad en el comentario; o también de si algunos reunían méritos suficientes, aparte de la amistad (que ya es bastante), para estar donde los que no, que viven y han vivido la música y de la música con mayúsculas durante casi toda su vida.


Pero todos estos pensamientos y disquisiciones no son más que bagatelas.
Es imposible encontrar sitio en hora y media para satisfacer acomodando en la cinta a la ingente cantidad de buenos músicos, buenos grupos, buenos analistas y promotores que ha dado y sigue dando esta tierra de cierzo.

Así como imposible parece saber o poder enterarse de lo que ha ocurrido durante tanto tiempo en tan pocos meses. ¡Que me lo digan a mí! Para mi libro "Las noches del BV-80", donde sólo trato desde la nada [o sea, cuando había que montar el BV] hasta la Muestra de Pop-Rock y alguna consecuencia posterior, total: de cuatro o pocos más años, nos pegamos Marisa y yo trabajando durante un lustro completo a una media de ocho horas diarias, todos los días. Y, aun así, seguro que nos hemos dejado algo o a alguien que pasó por, en o alrededor del BV-80.

Por lo tanto, ¡felicidades colegas, que está de putamadre!


miércoles, 9 de diciembre de 2009

domingo, 6 de diciembre de 2009

Barras de bar

Cada día alucino más con la sanidad en la hostelería. Vamos para atrás, en vez de para adelante.
Siendo en los 50-60 un país cuasitercermundista, esto lo cuidábamos más, queríamos vivir del turismo y lo conseguimos.
Siguiendo con la tradición de importantes cafeterías en Zaragoza (el café "Ambos Mundos", finales del S. XIX a primera mitad del S.XX: el más grande y de los más elegantes de Europa, se encontraba en el paseo Independencia de Zaragoza), en los 60, 70 y 80 las hubo (no tan espectaculares) con decoración y un servicio esmeradísimo (entre otras muchas, "Las Vegas"), y ya se perdió la tradición.

El otro día, en uno de tantos pub que frecuento, "de confianza", me pusieron 3 hielos, cuando deberían saber que sólo quiero 2. El camarero, con sus dedos a modo de pinzas, me quitó el sobrante. Al ver mi cara, se disculpó con que había sido un acto reflejo, igual que si hubiera estado con su hermano. Mi contestación, automática, fue: Pues, tío, es como si me hubieras metido el dedo en el ojo. Por supuesto, aunque de mala gana, me cambió la copa.
Ahora, que, habiendo bares de no fumadores, los no fumadores siguen viniendo a los de fumadores, nos quieren prohibir fumar en nuestros sitios porque es malo para la salud. Para la salud son malas muchas cosas, principalmente: vivir. Comer y beber en los bares.

En el BV-80 podía haber polvo e incluso telarañas en sus maravillosas lámparas de cristalitos de estilos modernista y art nouveau, pero lo que se iba a llevar a la boca era sagrado e impoluto. La cristalería brillaba; nada más sacarla del lavavajillas, se secaba pieza a pieza con un paño inmaculado y se posaban sobre rejillas impecables que se lavaban una o dos veces a la semana. Las mesas se atendían bandeja y paño blanco en mano, con su correspondiente bayeta para limpiarlas y secarlas, aun estando ya limpias, cada vez que se sentaban un cliente. Al igual que la barra, en la que jamás se veían ni el cerco de un vaso.

Valtueña y dos contertulios en la barra del BV-80.

En el BV-80, siendo sólo un garito de copas, se usaban palillos para pinchar las aceitunas de los diferentes tipos de martinis o aperitivos, o las guindas verdes o rojas que se colocaban en variadas combinaciones o licores. Pero todos estos palillos, incluidos los que tenían a su disposición en la barra los clientes, estaban individualizados en su correspondiente bolsita de papel. Cuando los tenía que manipular un camarero, se cogían por un extremo de la bolsa, se retiraba el papel de la zona que se necesitaba para pinchar lo que se había de pinchar, y se servía en la copa con su caperuzoncito puesto para hacer notar, como realmente ocurría, que ese palillo que se iba a llevar a la boca no había sido tocado por mano humana.

Con las pajitas para absorber líquidos, más de lo mismo: todas venían en su correspondiente funda de papel fácil de romper y, con igual procedimiento, se introducían en la copa o en el cóctel por el gorrito con el que se manipulaban.

Entre otras muchas malas cosas, ahora ¿qué ocurre bajo la desatenta y relajada mirada de sanidad? ¿Qué mata más, lo que entra por la boca o lo que por la nariz? Porque ésta, con tanta contaminación, la tenemos vacunada.
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