¿Que qué es el cierzo para mí?
Este viento cabrón que sopla hoy en Zaragoza (14-12-09). Siempre helador, en mayor o menor medida dependiendo de si sopla en verano o en invierno.
O ¿acaso hay más?
Sin embargo, Tierra de cierzo es otra cosa: Una película documental muy caliente que vi el otro día; dirigida con amor por Jorge Nebra y producida con ilusión por Julián Martín, de Ovelba Films.
El rollo... [Perdón, que está muy entretenida. Lo decía sólo por lo de cinta, aunque creo que es digital] va de casi toda la historia de la música aragonesa, desde los cantautores de finales del franquismo y posfranquismo, como José Antonio Labordeta y Joaquín Carbonell, pasando por el BV-80 y toda la movida posterior que éste provocó, hasta nuestros estos días.
La obra es compleja, muy compleja. Y, como tal, por su resultado, no podemos dejar de felicitar a sus creadores.
En las últimas semanas, desde hacerse la presentación para la prensa, se ha hablado mucho en las barras de los bares, en los foros de la red, e incluso supongo que en las casas de cada uno de los interesados, de si los que hablan en la cinta hablaban más de la cuenta, anulando el espacio que muchos podían haber ocupado dando más variedad en el comentario; o también de si algunos reunían méritos suficientes, aparte de la amistad (que ya es bastante), para estar donde los que no, que viven y han vivido la música y de la música con mayúsculas durante casi toda su vida.
Pero todos estos pensamientos y disquisiciones no son más que bagatelas.
Es imposible encontrar sitio en hora y media para satisfacer acomodando en la cinta a la ingente cantidad de buenos músicos, buenos grupos, buenos analistas y promotores que ha dado y sigue dando esta tierra de cierzo.
Así como imposible parece saber o poder enterarse de lo que ha ocurrido durante tanto tiempo en tan pocos meses. ¡Que me lo digan a mí! Para mi libro "Las noches del BV-80", donde sólo trato desde la nada [o sea, cuando había que montar el BV] hasta la Muestra de Pop-Rock y alguna consecuencia posterior, total: de cuatro o pocos más años, nos pegamos Marisa y yo trabajando durante un lustro completo a una media de ocho horas diarias, todos los días. Y, aun así, seguro que nos hemos dejado algo o a alguien que pasó por, en o alrededor del BV-80.
Por lo tanto, ¡felicidades colegas, que está de putamadre!
Este viento cabrón que sopla hoy en Zaragoza (14-12-09). Siempre helador, en mayor o menor medida dependiendo de si sopla en verano o en invierno.
O ¿acaso hay más?
Sin embargo, Tierra de cierzo es otra cosa: Una película documental muy caliente que vi el otro día; dirigida con amor por Jorge Nebra y producida con ilusión por Julián Martín, de Ovelba Films.
El rollo... [Perdón, que está muy entretenida. Lo decía sólo por lo de cinta, aunque creo que es digital] va de casi toda la historia de la música aragonesa, desde los cantautores de finales del franquismo y posfranquismo, como José Antonio Labordeta y Joaquín Carbonell, pasando por el BV-80 y toda la movida posterior que éste provocó, hasta nuestros estos días.
La obra es compleja, muy compleja. Y, como tal, por su resultado, no podemos dejar de felicitar a sus creadores.
En las últimas semanas, desde hacerse la presentación para la prensa, se ha hablado mucho en las barras de los bares, en los foros de la red, e incluso supongo que en las casas de cada uno de los interesados, de si los que hablan en la cinta hablaban más de la cuenta, anulando el espacio que muchos podían haber ocupado dando más variedad en el comentario; o también de si algunos reunían méritos suficientes, aparte de la amistad (que ya es bastante), para estar donde los que no, que viven y han vivido la música y de la música con mayúsculas durante casi toda su vida.
Pero todos estos pensamientos y disquisiciones no son más que bagatelas.
Es imposible encontrar sitio en hora y media para satisfacer acomodando en la cinta a la ingente cantidad de buenos músicos, buenos grupos, buenos analistas y promotores que ha dado y sigue dando esta tierra de cierzo.
Así como imposible parece saber o poder enterarse de lo que ha ocurrido durante tanto tiempo en tan pocos meses. ¡Que me lo digan a mí! Para mi libro "Las noches del BV-80", donde sólo trato desde la nada [o sea, cuando había que montar el BV] hasta la Muestra de Pop-Rock y alguna consecuencia posterior, total: de cuatro o pocos más años, nos pegamos Marisa y yo trabajando durante un lustro completo a una media de ocho horas diarias, todos los días. Y, aun así, seguro que nos hemos dejado algo o a alguien que pasó por, en o alrededor del BV-80.
Por lo tanto, ¡felicidades colegas, que está de putamadre!
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