Ángel Guinda
Lo único que se me ocurre es hablar esta vez de literatura.En el BV80 no sólo se hacía música y teatro. También se presentaban libros y se regalaban recitales de poesía.
Es por eso que Matías Uribe en su libro "Polvo, niebla, viento y rock", aunque con nombre equivocado, lo conceptúa como "el primer local alternativo de Zaragoza".
Por cierto que, el otro día, en un mercadillo organizado, entre otros, por el ínclito Viriato (Javier Cinca) "Virus" para los más íntimos, en el famoso K-pintas (a 10 metros del antiguo BV-80), compré un ejemplar de la primera edición de "Vida Ávida", escrito por el gran poeta aragonés Ángel Guinda.
Libro que se presentó en el BV varios meses después del famoso golpe de estado del 23F, por ser el día en que se debía haber presentado en el Oasis, y, claro, el golpe lo truncó.
Libro que, vaya usted a saber qué recodo de mi camino lo conservará.
Reencontrarme con él, 28 años después, impecable, me dio gran satisfacción. Tanta, que llegué a pensar en llamar a Madrid para decirle a Ángel que me lo tendría que dedicar con fecha de 1981, como el que perdí.
La poetisa Marisa
Es por eso que Matías Uribe en su libro "Polvo, niebla, viento y rock", aunque con nombre equivocado, lo conceptúa como "el primer local alternativo de Zaragoza".
Por cierto que, el otro día, en un mercadillo organizado, entre otros, por el ínclito Viriato (Javier Cinca) "Virus" para los más íntimos, en el famoso K-pintas (a 10 metros del antiguo BV-80), compré un ejemplar de la primera edición de "Vida Ávida", escrito por el gran poeta aragonés Ángel Guinda.
Libro que se presentó en el BV varios meses después del famoso golpe de estado del 23F, por ser el día en que se debía haber presentado en el Oasis, y, claro, el golpe lo truncó.
Libro que, vaya usted a saber qué recodo de mi camino lo conservará.
Reencontrarme con él, 28 años después, impecable, me dio gran satisfacción. Tanta, que llegué a pensar en llamar a Madrid para decirle a Ángel que me lo tendría que dedicar con fecha de 1981, como el que perdí.
La poetisa Marisa
A lo que íbamos. No hace ni una semana, me llega un correo, con reto a él prendido, del Innombrable. Y digo reto, porque se sabe, como bien se ve, que aquí la poetisa es Marisa.
El editor de mi libro "Pensamientos del mes ante el botellero", Raúl Herrero, siempre tan cachondo él, me escribe: Querido Valtueña, el día 2 de enero a las seis de la tarde, en la librería Pequeño Teatro de los Libros, doy un recital de poesía junto a un tazón de chocolate con churros. Recitaré cosas de diversos autores. ¿No quieres ir de escritor? Pues, si tienes cojones y escribes una poesía para niños, te la leeré. Que no sea ñoña.
El gran personaje
Me rompí los cuernos para escribir algo que no sé si entenderán del todo esos monstruitos, porque no sé si saben qué es Silicon Valley, pero como el nombre es bonito, lo dejé. La poesía, o lo que sea, la titulé "El ilusionador". Trata de un pirata somalí al que de crío le explota una mina ("Pata de aluminio" le llaman) y de mayor devora niñas.
Cuando se la mandé a los dos días, la acompañaba de un: Aquí tienes uno de mis muchos cojones. Espero que no te parezca ñoña. Ya me dirás si te sirve.
Bueno, bueno, bueno. Pues resulta que parece ser que, entre medio de las de grandísimos e ilustres poetas y escritores, la va a leer. Ahora me doy cuenta dónde está el reto ¡qué cachondo! Los cojones hay que tenerlos para dejar que la escuchen los demás.
Así que, si queréis... ya sabéis: dan chocolate calentito en el barrio de Las Fuentes.
El editor de mi libro "Pensamientos del mes ante el botellero", Raúl Herrero, siempre tan cachondo él, me escribe: Querido Valtueña, el día 2 de enero a las seis de la tarde, en la librería Pequeño Teatro de los Libros, doy un recital de poesía junto a un tazón de chocolate con churros. Recitaré cosas de diversos autores. ¿No quieres ir de escritor? Pues, si tienes cojones y escribes una poesía para niños, te la leeré. Que no sea ñoña.
El gran personaje
Me rompí los cuernos para escribir algo que no sé si entenderán del todo esos monstruitos, porque no sé si saben qué es Silicon Valley, pero como el nombre es bonito, lo dejé. La poesía, o lo que sea, la titulé "El ilusionador". Trata de un pirata somalí al que de crío le explota una mina ("Pata de aluminio" le llaman) y de mayor devora niñas.
Cuando se la mandé a los dos días, la acompañaba de un: Aquí tienes uno de mis muchos cojones. Espero que no te parezca ñoña. Ya me dirás si te sirve.
Bueno, bueno, bueno. Pues resulta que parece ser que, entre medio de las de grandísimos e ilustres poetas y escritores, la va a leer. Ahora me doy cuenta dónde está el reto ¡qué cachondo! Los cojones hay que tenerlos para dejar que la escuchen los demás.
Así que, si queréis... ya sabéis: dan chocolate calentito en el barrio de Las Fuentes.
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