"Tu libro se ha convertido en un clásico".
Con estas palabras me sorprendió gratamente hace tres días Pepito Fernández, de la prestigiosa Librería Antígona. Un librero selecto y selectivo con más de 30 años de profesión. Un duro.
Acudí allí a la presentación de otro libro, y como no veía el mío, le pregunté:
Acudí allí a la presentación de otro libro, y como no veía el mío, le pregunté:
-¿No tendrá usted por ahí "Noches de BV80"Levantó la cabeza y, al verme, contestó:
-¡Hombre, señor Valtueña, pues sí! Está en la sección de música. Me gusta tener 2 ó 3 ejemplares. A menudo viene alguien buscándolo. Siempre vendrá alguien buscándolo, así que siempre estará ahí. Tu libro se ha convertido en un clásico. No como la mayoría de los que se publican, que a los dos meses ¡a tomar por el culo!
Aunque no me dé dividendos, "Noches de BV80" me tiene feliz. 14 meses después de su presentación, lo siguen manteniendo las librerías más importantes de Zaragoza y las principales distribuidoras de España, sin pagar un espacio en sus estantes como hacen las grandes editoriales con sus "best-seller".
"Noches de BV80" lo colocan en sus expositores como novela histórica y la mayoría de las veces en los de temas musicales. Pero mi libro no sólohabla de música o de teatro, de literatura o de política, de golferías. En particular habla de la vida, de esas vidas.
He aquí unos extractos.
"Noches de BV80" lo colocan en sus expositores como novela histórica y la mayoría de las veces en los de temas musicales. Pero mi libro no sólohabla de música o de teatro, de literatura o de política, de golferías. En particular habla de la vida, de esas vidas.
He aquí unos extractos.
[de pág. 167]
Nos abre la puerta de una especie de parcela cutre un personaje risueño que parece sacado de un cómic de gansters de serie negra americana; mide más de uno noventa, y seguro que pasa de los ciento treinta kilos. Hace frío, lleva camiseta raída de manga corta con rayas horizontales en dos colores. La cabeza, redonda, no soporta ni un gramo de pelo, sólo una gran nariz que se aplasta sobre su cara como la de un boxeador viejo. Enseguida nos percatamos de que, a pesar de la curvatura de su espalda, mantiene erguida la cabeza, su cuerpo tampoco aguanta ningún peso: la tiene vacía.[de pág. 265]
En “compensación” me confesó que una noche de marcha quiso hablar con Enrique en la barra de la En Bruto y Bunbury le salió por peteneras (¡qué ingenuidad, ir a ligarse a una estrella del rock con la torpeza de un macho cualquiera). Los buitres de costa sabemos que no se le puede preguntar a una tía creída: “¿Por qué estás tan seria?”. La contestación lógica es: ¡Porque el mundo me ha hecho así!”.
[de pág. 483]
Esta noche casi no he podido dormir. Pensaba en la mejor manera de organizar la mudanza. He soñado con ella y, entre viaje y viaje, la cabeza se me caía dentro de un baúl olvidado. Desde lejos veía con pánico cómo mi cara, asomando por encima del borde, intentaba pedir ayuda antes de que se cerrara la tapa, sin obtener ninguna respuesta exterior.
Sin embargo, "Noches de BV80" ha recibido en el 2011 mención honorífica como mejor libro musical del año 2010.
Para terminar, otro extracto de mi libro.
[del libro "Tierra de Cierzo". Texto "El Aragón Musical en la Actualidad" por Sergio Falces]
Los galardonados durante los XII Premios de la Música Aragonesa: Bigott; Chelis; Dadá; Delirium Tremens; Diego Stabilito, Pedro Popker e Israel Gómez; Enrique Bunbury; Louisiana; Luis Lles; Matías Uribe; Pecker; Pepín Banzo; Pol Sannicolás y Jorge Yúdice; Rap’sus’Klei; Tachenko y Volador, son los nombres que conforman el elenco de premiados junto a la mención al libro Noches del BV80 de Valtueña y a José Antonio Labordeta como premio especial a su trayectoria. Nombres que nos dan una idea de nuestra realidad actual.
[de pág. 418]
Hay una movida en la Magdalena que ha revolucionado el barrio. En la plaza de San Agustín sale fuego y humo por las ventanas del viejo cuartel y la iglesia, donde en 1809 se sucedieron varios de los combates más gloriosos contra las tropas de Napoleón, en los Sitios de Zaragoza. Hoy, atraído por el ruido de explosiones y carreras de la gente, me acerco a ver el espectáculo. La plaza, hasta hace dos días adoquinada, se ve cubierta de tierra y cascotes desprendidos por el impacto de los explosivos en sus fachadas. Las ambulancias, con una gran cruz roja sobre el techo de lona, escapan aceleradamente tiradas por caballos negros, mientras que, doblando la esquina de una calle estrecha, un grupo de obreros con pistolas y algún cóctel molotov del que no se han podido desprender todavía en la mano, huye perseguido por disparos de un pelotón de fusileros. Entre los currantes hay a uno que conozco, mañana debería trabajar en el BV. Es “Boby”, Roberto Barra, que del Grifo se ha pasado a La Mosca Teatro. Va vestido de anarquista de finales del XIX, por las mañanas está contratado de extra en el rodaje de “Crónicas del alba” de Ramón J. Sender.
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