A principios de los 80 encandilaron a una generación de jóvenes y críos que serían los futuros mantenedores de la movida zaragozana e incluso sus más grandes valedores, como Valdivias, Bunburys o Mauricioaznares y Distritocatorces.
Fue el primer grupo que, con su rock cosobajero, metió 2.000 fans en el anfiteatro del Rincón de Goya, pero la fama mal digerida a los 18 años los rompió. Comenzaron en el BV-80, tocaron cien veces allí, hasta que empezaron a reclamarlos para fuera.
Ayer estuve en el BV80 en El Sol. Fue su concierto número 13 desde que, en una de las fiestas pro BV80, decidieron reagruparse. Todos en garitos más o menos grandes que el BV, en su salsa. Todos con más espectadores que ayer (falta de publicidad absoluta), pero no se amilanaron. En los principios de sus comienzos llegaron a grabarse en un cassette aplausos, que ponían al final para animarse a si mismos. Ahora ¿para qué? Son musicazos con espíritu de titanio y su cantante, Paco Cester, una bestia no superada en escenario alguno.
Sólo acudimos 50, tampoco cabían muchos más, y la cosa se empezó a calentar, a calentarse, a calentarnos, tanto... que, en las últimas canciones, los cincuentones como yo, los cuarentones como ellos, los treintones y los veinteañeros, en piña, como en sus ya buenos tiempos del BV, nos arremolinamos junto al escenario bailando y coreando, brazos en alto, alrededor de Paco que había saltado, micro en mano, de ese rincón en el que se protegen los que se creen genios. ¡Qué pena que, como en el BV-80, no pudiéramos también "electrocutarnos" con sus guitarras en todo momento a punto de saltar del escenario, por falta de cable y de espacio.
¡Y se quejaban de haber tocado mal...!
Transmitiendo alma ¿para qué virtuosear?, si recibimos sin corte alguno.
Fue el primer grupo que, con su rock cosobajero, metió 2.000 fans en el anfiteatro del Rincón de Goya, pero la fama mal digerida a los 18 años los rompió. Comenzaron en el BV-80, tocaron cien veces allí, hasta que empezaron a reclamarlos para fuera.
Ayer estuve en el BV80 en El Sol. Fue su concierto número 13 desde que, en una de las fiestas pro BV80, decidieron reagruparse. Todos en garitos más o menos grandes que el BV, en su salsa. Todos con más espectadores que ayer (falta de publicidad absoluta), pero no se amilanaron. En los principios de sus comienzos llegaron a grabarse en un cassette aplausos, que ponían al final para animarse a si mismos. Ahora ¿para qué? Son musicazos con espíritu de titanio y su cantante, Paco Cester, una bestia no superada en escenario alguno.
Sólo acudimos 50, tampoco cabían muchos más, y la cosa se empezó a calentar, a calentarse, a calentarnos, tanto... que, en las últimas canciones, los cincuentones como yo, los cuarentones como ellos, los treintones y los veinteañeros, en piña, como en sus ya buenos tiempos del BV, nos arremolinamos junto al escenario bailando y coreando, brazos en alto, alrededor de Paco que había saltado, micro en mano, de ese rincón en el que se protegen los que se creen genios. ¡Qué pena que, como en el BV-80, no pudiéramos también "electrocutarnos" con sus guitarras en todo momento a punto de saltar del escenario, por falta de cable y de espacio.
¡Y se quejaban de haber tocado mal...!
Transmitiendo alma ¿para qué virtuosear?, si recibimos sin corte alguno.
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